Poca gente lo sabe, pero el Ebro en otoño es un río diferente, mágico, encantador... a veces mucho mejor que el Ebro en verano!
Aprovechando un maravilloso día de finales de otoño, con nieblas matutinas y un sol radiante, hemos salido a redescubrir los paisajes que admiramos ya en verano, pero ahora vestidos con millares de colores, des de los verdes a los amarillos mas intensos.
Salimos del antiguo Paso de Barca de Vinebre, cuando la niebla de la mañana aun se hace la remolona y flota como sin quererlo en las aguas tranquilas del Ebro. En otoño e invierno parece que el río tenga otro ritmo, mas tranquilo, y presenta una superficie llana y clara, como un espejo donde las piraguas se deslizan al mismo ritmo que la naturaleza que las rodea, sin prisas.
En Garcia hacemos una pequeña parada para comer algo y, una vez visitada una antigua trinchera de la Guerra Civil que se encuentra tocando el río, seguimos hasta Móra d'Ebre, pasando, como no, por la desembocadura del río Siurana, que en estas fechas esta exuberante y libre de algas.Durante el descenso no dejamos de entrar a todas las islas e isletas del río. La única que no nos permite la entrada es la de Subarrec, ya que los arboles caídos nos impiden pasar. Pero tranquilos, que en esta vida casi todo tiene solución, y algo haremos al respecto.
Navegar en piragua por el Ebro en verano es fantástico, pero navegar en otoño te descubre una nueva visión del río y su entorno, altamente recomendable. Equipados adecuadamente no nos mojaremos, e incluso es posible que pasemos un poco de calor.
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